Smishing, pharming, phishing y carding, son algunas modalidades para perpetrar fraudes con tarjetas de crédito y débito, pero por su facilidad y falta de tipificación a escala federal, los defraudadores que se inician en el ‘negocio’ optan por la última.

Una de las razones por las cuales este fraude cada vez se vuelve más popular en México es que es ‘sencillo’, ya que para el carding no se necesita una computadora especial o herramientas informáticas.

De acuerdo con la más reciente actualización del Buró de Entidades Financieras de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), al cierre del 2018, de 9’397,000 reclamos que tuvieron los bancos mexicanos, 80% fueron ocasionados por un posible fraude. En tanto, las tarjetas de crédito y débito acumularon un total de 3’346,000 reclamaciones, siendo los productos con más quejas por parte de los usuarios.

Los pagos más sencillos que se hacen empleando el carding van desde cuentas en Netflix o Spotify y, dependiendo de la ‘habilidad’ del defraudador, se pueden conseguir consolas de videojuegos, ropa y electrodomésticos.