El corrupto no nace así, se hace


Agencias / Cortesía | 12/13/2018, midnight
El corrupto no nace así, se hace
El corrupto no nace así, se hace |

Según un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience, el cerebro humano es capaz de aceptar y adaptarse a la deshonestidad. El artículo explica que con los primeros actos deshonestos la amígdala cerebral se activaba fuertemente, pero con cada subsecuente acto deshonesto su actividad disminuye progresivamente; es decir, la amígdala cerebral ‘acostumbra’ a los actos deshonestos.

Al perder la actividad de su amígdala cerebral, la persona pierde el miedo a las consencuencias y se acostumbra al delito, de forma que el corrupto avezado incrementa la magnitud de sus actos deshonestos. El gran corrupto pierde completamente la actividad de su amígdala cerebral.