Programa federal espía a pasajeros en vuelos nacionales


Agencias / Cortesía | 8/2/2018, midnight
Programa federal espía a pasajeros en vuelos nacionales
QUIET SKIES. El programa utiliza un algoritmo secreto con el que señala a pasajeros sin antecedentes criminales para vigilarlos durante vuelos nacionales o en los propios aeropuertos. |

‘Quiet Skies’ provoca interrogantes sobre la privacidad de los ciudadanos que viajan rutinariamente dentro del país y sobre la creciente red que extienden las fuerzas del orden en su intento de garantizar la seguridad en el aire.

Si te cambias de ropa durante un vuelo, vas muchas veces al baño del avión o te quedas mirando un punto en la distancia, puede que seas objeto de una vigilancia especial si viajas en un vuelo nacional dentro de territorio continental estadounidense.

EL DATO

En los últimos años han crecido las críticas a la TSA por los exhaustivos controles de seguridad.

Una investigación del diario The Boston Globe puso al descubierto la existencia del programa ‘Quiet Skies’ con el que la Agencia de Seguridad en el Transporte (TSA) lleva años monitoreando el comportamiento de algunos pasajeros sin su conocimiento.

Bajo ‘Quiet Skies’, agentes federales aéreos (air marshals) observan los movimientos y la conducta de determinados pasajeros en los aeropuertos y en los vuelos desde el 2010, aunque la práctica se mantenía en secreto hasta ahora. Cualquier conducta sospechosa la reportan a la TSA, que analiza los datos.

Los analistas examinan los datos con la ayuda de un algoritmo que escruta el patrón de viaje de un pasajero y sus posibles relaciones con personas sospechosas de actividad criminal o terrorista. Ese algoritmo determina si la persona debe ser monitoreada, sin importar su raza o religión. Estos pasajeros, ciudadanos estadounidenses o extranjeros, no forman parte de ninguna base de datos de sospechosos de terrorismo ni tienen antecedentes criminales, y tampoco son notificados de su inclusión en la lista de ‘Quiet Skies’.

¿Qué buscan los agentes?

Según documentos internos de la TSA que fueron publicados por The Boston Globe, los agentes estudian diversos comportamientos del viajero como por ejemplo: Estar excesivamente inquieto o moverse demasiado; sudor excesivo; mirada penetrante y fría; ojos muy abiertos que se quedan mirando fijamente; tocarse la cara; si duerme o no durante el vuelo; si usa el teléfono celular u otros dispositivos electrónicos y si va muchas veces al baño.

El comportamiento de los pasajeros señalados también se monitorea fuera del avión, dentro de las instalaciones del aeropuerto. La TSA analiza si la persona: Se da la vuelta, cambia de dirección y/o se detiene mientras está en tránsito en el aeropuerto; intenta cambiar su apariencia cambiándose la ropa, afeitándose en el aeropuerto (o en el avión); usa el reflejo en los escaparates para detectar a potenciales vigilantes encubiertos; observa la puerta de embarque desde lejos; observa a otra gente que a su vez parece estar observando; y si embarca al final.

Si el comportamiento no tiene consecuencias y el vuelo se desarrolla sin problemas, al pasajero no se le dice nada ni es arrestado. No hay datos oficiales sobre la tasa de éxito de este programa. La TSA no negó la existencia de este controvertido programa, por el contrario lo justificó comparándolo con otras actividades de aplicación de la ley con las que los agentes monitorean a determinados individuos o zonas vulnerables a los crímenes. Y aunque la agencia federal no ha dado detalles sobre cómo selecciona a los pasajeros que serán monitoreados o cómo funciona el programa, enfatizó que a ‘Quiet Skies’ no se le debe considerar ‘vigilancia’ porque, por ejemplo, no escuchan las llamadas de los pasajeros ni los sigue fuera de los aeropuertos.