¿Negligencia o desinterés? Madre latina se enfrenta al Distrito de Round Rock


Marlon Gomez | 4/27/2017, midnight
¿Negligencia o desinterés? Madre latina se enfrenta al Distrito de Round Rock
Isabella feliz junto a su mamá Andrea. |

¿Falta de recursos? ¿Discriminación? ¿Ignorancia? ¿Error humano? La razón que da origen a la historia de la pequeña Isabella Peña puede no estar clara, pero la larga batalla para lograr que le ofrezcan la ayuda que necesitaba pudo haberse evitado.

¿De qué se trata? Muchos lectores se resistirán a creer que a Isabella le negaron la educación especial que necesitaba, un tipo de asistencia que, por ley federal, debe ser proveída a todo estudiante con discapacidad.

Sus necesidades pueden pasar desapercibidas a primera vista: Isabella es una niña de 8 años que disfruta de jugar con sus hermanos y amigos, a la que le nace consentir a su mascota y a quien le gusta estudiar matemáticas. Pero la niña ha sido diagnosticada con trastorno de déficit de atención con hiperactividad (ADHD) y hace apenas unas semanas también fue confirmada su dislexia (dificultad de aprendizaje de la lectoescritura).

La madre de Isabella, Andrea Peña, sabe que no es la única que pasó por esta penosa situación en el Centro de Texas, pero es la primera que levanta su voz en muchos años para ir en contra de lo que considera una injusticia del sistema, algo que podría ser más común de lo pensado.

Esta historia comenzó cuando la niña entró a kinder en la escuela Purple Sage de Round Rock. “Su maestra nos dijo que era muy tímida y no participaba en la clase. Cuando le pregunté si algo le pasaba a la niña, me dijo que nadie la entendía cuando hablaba y que por eso prefería quedarse callada”, cuenta su madre Andrea Peña.

Se trataba de un problema físico: Isabella tenía un problema de frenillo lingual y se sometió a cirugía cuando estaba más pequeña. Sus padres decidieron entonces proveerle terapia del habla y la escuela también les ofreció terapias durante un par de meses, pero demoraron más de sesenta días en proveer este recurso.

Isabella logró avanzar a primer grado y luego a segundo, pero los problemas comenzaron de nuevo, esta vez ya no por su dicción, sino por la lectura. “A finales del 2015 su maestra, Karla Laurence, me comentó que la niña iba retrasada en lectura. Yo lo había notado y había hablado con alguien que me sugirió la posibilidad de una evaluación de dislexia y solicitar un Plan 504. Se lo mencioné a la maestra y me dijo que no lo creía necesario porque mi hija se veía ‘normal’”, relata Peña.

Un Plan 504 es un derecho establecido por las leyes federales, que permite que estudiantes con ciertas discapacidades –que no califican para un plan individualizado (IEP) y no necesitan asistir a una escuela especial– puedan ser atendidos de acuerdo a sus necesidades específicas. Por ejemplo, un menor con déficit de atención puede ser ubicado en la primera fila para evitar distracciones y se le puede permitir tiempo extra para culminar sus asignaciones.

Para entonces, la pequeña Isabella no tenía ningún diagnostico y quizás eso llevó a la maestra a cometer el error de no ver esta medida como necesaria; pero la preocupación de su madre y las falencias académicas eran entonces una señal de que alguna evaluación especial era necesaria.