¿Cómo quieren ser recordados?

Sin nostalgias, ni reivindicaciones que no nos correspondan. Como los indudables curiosos que seremos hasta el día que dejemos de ser.

¿Qué es lo más difícil de ser músicos?

La paga (risas). Pero son los gajes del oficio. Es a veces difícil poder vivir del arte. Toma mucho temple, paciencia, disciplina y sosiego.

¿Y qué es lo más difícil en Venezuela?

Ser músico en Venezuela implica luchar con un sistema que se come músicos y no-músicos por igual. Es la cosa que tienen los gobiernos incompetentes, la demagogia y las políticas económicas y de Estado llevadas a cabo con poca previsión de futuro. Pero no se cura veneno con veneno. Los músicos, artistas de todas sus hermosas ramas, y demás oficios que existen en el país son los que rescatan a nuestra nación. Hay muy buena música ahora en Venezuela.

Ahora viven en México, ¿Qué tal ha sido la receptividad del país azteca?

Increíble. En México hemos conseguido una casa sin siquiera pedir una: he ahí la nobleza y grandeza de México. El abrazo que nos ha dado la gente, no sólo nuestro público, es algo que nos hace sentir honrados. También hay cosas muy mal en México que la gente sufre (al igual que en Venezuela). El DF es colosal, hemos disfrutado de este tiempo y hemos crecido muchísimo.

¿Qué consejo le dan a nuevos artistas?

No pierdas foco y nada es eterno.

¿Cuál ha sido el mejor consejo recibido?

“Esta no es una carrera de velocidad, es una carrera de resistencia”.

Si compusieras una banda sonora de tu vida, ¿Cómo se llamaría?

La expectativa no fue tan divertida como el camino (en retrospectiva).

¿Qué mensaje le envían a los venezolanos?

¡FUERZA!, Aún hay tiempo; aún se puede virar el volante para encaminar nuestro país al futuro que se merecen nuestros hijos.