“No tengas miedo, él es tu hijo”


Contra todo pronóstico, Lucas habla, camina y corre, aunque una infección ‘mató’ el 35% de su cerebro. Ana, su madre, cree que no lo habrían podido lograr sin las terapias de Easter Seals

Marlon Gomez | 10/8/2015, midnight
“No tengas miedo,  él es tu hijo”

El miedo ha sido un factor presente en la corta vida de Lucas, un niño de 2 años de edad que nació con hidrocefalia. El temor llegó por primera vez a su vida incluso antes de nacer; a las 30 semanas de embarazo Ana Diaz supo que algo no estaba bien con el niño, pero los médicos no pudieron determinar qué era exactamente y la incertidumbre le hizo pasar noches en vela.

Luego llegó un diagnóstico: Lucas vendría al mundo con hidrocefalia, un problema con los líquidos dentro del cerebro que se acumulan. “Me dijeron que no caminaría, que no sería capaz de hablar. El médico me dijo que podría no sobrevivir al embarazo”, cuenta Ana, una mujer de ascendencia salvadoreña que jamás había escuchado nada de esta condición hasta el día del diagnóstico de su hijo.

Lucas nació el 4 de marzo del 2013 y apenas ocho días más tarde tuvo que ser sometido a una cirugía para instalar drenajes que condujeran los líquidos de su cabeza al estómago para que pudieran ser expulsados.

Una bendición

El miedo crecía a diario en la vida de esta familia, especialmente cuando a sus tres meses Ana notó que el pequeño intentaba darse vuelta pero una de sus piernas parecía no tener fuerza, no estirarse. Su médico le dijo que necesitaría terapias físicas y así fue como se conectó con la organización Easter Seals Central Texas, con quien comenzó el programa Early Childhood Intervention (ECI) o Intervención Temprana en la Niñez.

UN GRANO DE ARENA

Quienes quieren hacer donaciones de dinero lo pueden hacer en www.easterseals.c.... También se puede donar ropa de niños, pañales y alimentos no perecederos en su sede ubicada en el 8505 Cross Park Dr., #120, en Austin (TX 78754).

A través de éste, Lucas comenzó a recibir terapias que han contribuido de una forma impresionante en su desarrollo. Pero ECI también le ha dado fuerzas a Ana. “Teresa fue su primera terapeuta y lo primero que me dijo fue ‘no tengas miedo, él es tu hijo y no vas a lastimarlo. Yo ya tenía dos niñas, pero tenía tanto temor de hacerle daño, no sabía cómo ayudarle a levantar la cabeza, cómo enseñarle a mantenerse sobre su estómago. No sabía lo que estaba haciendo”, confiesa Ana.

Hasta ese momento la madre no había tenido apoyo alguno: estaba separada del padre de Lucas, quien al principio negó la paternidad alegando que él no “hace niños con defectos”. Sus familiares son unidos, pero no tampoco se acercaban al pequeño por miedo a lastimarlo.

En cambio, Teresa es una profesional preparada y con experiencia, quien se sentó con Ana para establecer metas e involucrarla en el desarrollo del pequeño. Aunque le tomó un año, Lucas aprendió a caminar. “Me sentí tan orgullosa de cada meta que logró, tengo vídeos de cada avance que hacía. Aunque le tomó tiempo, mi hijo está vivo y camina. Creo que en gran parte se lo debemos a Teresa, ella fue una bendición en nuestras vidas”.