Cualidades del futbolista del futuro


El fútbol moderno evoluciona constantemente y quienes desean triunfar en esta disciplina deben crecer y adaptarse a los cambios

Pedro Albundia | 3/5/2015, midnight
Cualidades del futbolista del futuro

Sacrificio

El futbolista de hoy (ya sea volante o delantero) no debe jugar sólo en ataque: tiene la obligación de ayudar al equipo en situaciones defensivas. Y aunque no todos los jugadores están obligados a marcar, las condiciones del fútbol moderno exigen que los jugadores (cualquiera sea su posición en el campo) apoyen en las labores defensivas. Los jugadores se acoplan a lo que requiere el director técnico o son reemplazados. Es así de simple. Pensando en el bien del equipo, el jugador puede y debe hacer el recorrido por todo el campo, de ser necesario.

Evitar el individualismo

Es fútbol no tenis. Nadie juega solo. El fútbol es un juego de equipo y quienes sobresalen lo hacen gracias al apoyo de ese colectivo. Los grandes equipos en la historia del fútbol se construyeron desde la concepción de que el equipo, ayudado de las talentosas individualidades, maximiza cualquier expresión futbolística y con ella se logran resultados.

Profesionalismo

Los grandes astros del fútbol mundial se mantienen muchos años en el máximo nivel gracias a su comportamiento fuera del campo. El mexicano ‘Rafa’ Márquez es un ejemplo de eso. Alimentarse bien, entrenar y descansar es deber de cualquier jugador de fútbol. Si el individuo aceptó su destino como jugador de fútbol, mejorar la condición física en los entrenamientos es imprescindible.

Y esa condición física que se logró con tanto esfuerzo debe cuidarse. El alcohol está proscrito en este esfuerzo. La diversión desequilibrada tiene consecuencias. La prueba está en el rendimiento de los futbolistas que juegan en Latinoamérica y de aquellos que lo hacen en Europa: éstos últimos pueden jugar 90 minutos sin problemas porque su afición por la nocturnidad se circunscribe a sus vacaciones y días libres (y lo hacen sin exceso). En esta parte del continente en cambio, se reportan borracheras y ‘escapes’ muy regularmente.

El fútbol dejó de ser un oficio y ahora es un trabajo que paga muy bien. Para ser considerado profesional y tratado como tal, el futbolista debe portarse a la altura de las exigencias. Ese es el sacrificio de la carrera, que es corta y por eso debe aprovecharse al máximo.

Adaptarse

En cada jugada, el partido ofrece diferentes caminos que concluyen en distintas acciones. Cada situación ofrece una circunstancia y un desenlace para los rivales en el campo. El jugador debe estar preparado para todo. Expulsiones, lesiones, goles rápidos y errores arbitrales, son parte del juego. El futbolista que entienda eso y tenga la cabeza para superar cualquier adversidad tendrá la receta del éxito. En esta vorágine de códigos –y eso es el fútbol finalmente– el futbolista debe entender que su actividad es un juego no una guerra, y para que este juego sea divertido y edificante se debe respetar al colega (los futbolistas rivales) y a la autoridad (el árbitro).

Versatilidad

La evolución del juego obliga al futbolista a jugar en varias posiciones. Si el jugador asume que puede rendir en varios puestos, será más requerido y su exposición será mayor. Los grandes equipos modernos manejan sistemas en los que el director técnico cambia la forma de jugar sin la necesidad de sustituir a un jugador. Eso se aprecia muy bien en el fútbol europeo.

Táctica

El jugador que entiende que el fútbol moderno evoluciona. Y para permanecer activo debe crecer en la parte táctica: Aprender a marcar, a tocar el balón, a moverse en el campo, a decidir una buena jugada; todo esto se aprende en la formación, en los entrenamientos, pero con el paso del tiempo cada jugador debe perfeccionar su técnica y táctica para limar los defectos y ser un jugador completo. El buen jugador de fútbol se adapta a jugar por derecha o izquierda, en defensa o ataque. El individuo que no crece como futbolista, queda relegado.