La temporada que acaba de terminar –en la que ganaron su decimoséptimo (17) campeonato– será inigualable para los Lakers. Y quizás no se repita. Aunque la burbuja de Disney World fue un éxito, nadie sabe qué pasará en las próximas semanas. Nadie sabe cuándo y dónde se jugará el próximo partido oficial de la NBA.

Este año (esta temporada) será recordado por noticias de impacto: El conflicto de la NBA con China que comenzó en octubre tras un ‘tuit’ de Daryl Morey, gerente general de Houston, respaldando al movimiento anti-gobierno en Hong Kong; con los Lakers y Nets quedando atrapados en medio de la vorágine. La muerte del comisionado emérito David Stern el 1 de enero. La muerte de Kobe Bryant el 26 de enero. La paralización de la campaña el 11 de marzo, cuando Rudy Gobert de Utah fue el primero de múltiples jugadores en la liga que dio positivo al COVID-19. No se pudo jugar durante cuatro meses y medio, se levantó la burbuja y se escenificaron 171 partidos, pero sin vender un solo boleto.

A pesar de todo: Los Lakers salieron campeones; Giannis Antetokounmpo (Milwaukee) llevándose el MVP por segundo año sucesivo; y James Harden (Houston) como el máximo anotador por tercer año consecutivo.

La configuración de los planteles y entrenadores de todas las franquicias de la NBA es incierta porque, aunque se pudo bajar el telón a una compleja temporada, las dificultades entre la Liga y los jugadores siguen presentes: acometer contra la desigualdad racial es impostergable para muchos.

La prioridad de los últimos siete meses fue sortear la pandemia y salvar la temporada. Lo lograron. Se coronó a un campeón. Se pudo mantener una burbuja y nadie dio positivo durante tres meses, en gran medida por las estrictas regulaciones sobre conducta y prevención sanitaria. De inmediato, hay que ponerse las pilas para definir cuestiones de gasto para la próxima temporada, como los límites de salario, y cuándo los equipos podrán volver a jugar y en dónde.

DEBE SABERLO

San Antonio quedó fuera de los playoffs por primera vez en 23 años; Miami Heat fue el primer quinto preclasificado que avanzó a la final; y Golden State sorprendió en el fondo de la tabla por lesiones de sus jugadores.