El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) denunció que alrededor de mil menores de edad fueron deportados hacia México, Honduras, El Salvador y Guatemala desde principios de marzo, a pesar del alto riesgo de transmisión del COVID-19 en esos países.

Además del peligro real que corren los niños en sus países de origen (resultado de la violencia de pandillas) la UNICEF alertó que los migrantes se enfrentan a la discriminación al ser percibidos como posibles portadores del coronavirus.

La denuncia de UNICEF se suma a varios reportes que salieron a la luz recientemente en las que se describe cómo la Administración Trump está acelerando la deportación de niños durante la pandemia citando un supuesto interés por la salud pública.

Según el New York Times, cientos de niños han sido deportados a sus países de origen como parte de una nueva política que permite deportar a los migrantes antes de que tengan la oportunidad de hablar con un representante legal en sus países o pedir asilo en territorio estadounidense. El diario denunció que algunos jóvenes fueron deportados a las pocas horas de presentarse en la frontera sur de este país e incluso algunos ya estaban dentro del país, viviendo en custodia del Gobierno Federal (bajo la tutela del Departamento de Salud y Servicios Humanos) o con un guardián legal.