Un estudio realizado por la organización antirracista Southern Poverty Law Center (SPLC) señala que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha sido determinante para la revitalización del activismo radical, que creció un 22% hasta alcanzar las 121 organizaciones el año pasado (2017), el primero de la Administración Trump.

Por Estados, California lidera esta desafortunada clasificación al acoger a 75 grupos de odio, seguido por Florida y Texas, ambos con 66 organizaciones de esta índole en sus territorios. Entre estos grupos, según SPLC, los antimusulmanes aumentaron su presencia por tercer año consecutivo y aparecieron por primera vez los colectivos machistas.