La xenofobia priva al país del talento que necesita para tener éxito. Si se les da la oportunidad, los inmigrantes de cualquier país del mundo se convertirán en estadounidenses patrióticos, al igual que sus descendientes.

Desafortunadamente, muchas personas en este país nunca han incorporado esta lección. Por un tiempo, parecía que gran parte del país había dejado atrás la xenofobia, especialmente con la disculpa formal y las reparaciones por el internamiento de nipones-estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial.

Recientemente, sin embargo, el miedo irracional a los extranjeros parece estar regresando a la política estadounidense. El arresto y detención de ciudadanos estadounidenses, en su mayoría de ascendencia hispana, por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) no es solo una injusticia, sino una señal ominosa para este país.

La Administración Trump anunció planes para restringir los permisos para que estudiantes chinos se formen en este país. Las visas de los estudiantes graduados chinos que trabajan en robótica, aviación y fabricación de alta tecnología estarán limitadas a solo un año, además de que las autorizaciones para visas serán más difíciles de obtener.

Mantener alejados a los estudiantes chinos es la forma incorrecta de enfrentar el problema. Estos estudiantes pagan altas tasas de matrícula que ayudan a subsidiar la educación de los estadounidenses nativos. También son investigadores increíblemente productivos, generando resultados científicos hasta un 30% más altos que otros estudiantes.

Más allá de los beneficios materiales que este país obtiene de los estudiantes y trabajadores chinos, permitirles el ingreso preserva los ideales básicos de la Nación. Si Trump consigue cerrar las puertas, impedirá la existencia de muchas futuras generaciones de chinos-estadounidenses patrióticos y brillantes.