Los inmigrantes indocumentados que se encuentran en libertad luego que sus casos fueron cerrados por las Cortes de Inmigración deben estar preparados para enfrentarse a su inminente expulsión de este país, ya que la Administración Trump logró reabrir, entre marzo y mayo pasados, más de 1,300 casos de inmigrantes indocumentados que habían tenido sus procesos cerrados por no considerarse una prioridad para la deportación.

Durante la Administración de Barack Obama se dispuso como ‘de prioridad baja’ el deportar a los inmigrantes indocumentados que no eran considerados como una amenaza significativa para la seguridad pública del país. Esto permitió que miles de inmigrantes sin papeles pudiesen quedarse en Estados Unidos, postergando la revisión de sus casos. Sin embargo, los casos que se están reabriendo incluyen en su mayoría a indocumentados con delitos menores, tales como infracciones de tráfico, entre otros.