Muchas veces las mujeres insultamos, criticamos y juzgamos a otras con tantas ganas que parece que fuesen nuestras enemigas.

No se trata sólo de defendernos por el hecho de ser mujeres, sino de respetarnos como seres humanos. Esta conducta parece misógina (aversión u odio a las mujeres), pero en realidad se trata de rivalidad femenina.

Una mujer insegura busca siempre ser amada, aceptada y valorada.

Si no lo logra, critica a quien sí lo logró; por eso, desvaloriza a quien considera su ‘rival’, para intentar reafirmar su valor frente a los demás.

La rivalidad de las mujeres existe en todos los niveles: académico, profesional, en relaciones de pareja. Y, a diferencia de los hombres, que arreglan sus diferencias directamente, el género femenino enfrenta sus riñas hablando mal una de la otra, insultándose o diciendo mentiras.

Para las mujeres que son atacadas, lo mejor es sacar a flote su nivel de tolerancia.

Para la que critica, es mejor hacer un acto de reflexión. Preguntarse por qué no confía en sus capacidades y por qué tiene que maltratar a otra persona para sentir que sobresale.