Adicción al ‘Cibersexo’


Entrar a un ‘chat’ para tener sexo virtual o ‘cibersexo’ con una persona anónima, se ha convertido en una práctica común entre muchos usuarios de Internet. Pero, ¿hasta dónde afecta la vida sexual fa

Dra. Aliza A. Lifshitz | 1/29/2015, midnight
Adicción al ‘Cibersexo’

Laura lleva casada 10 años con su marido. Un día, entró a la habitación donde tienen la computadora en casa y lo descubrió masturbándose mientras veía fotos de pornografía y hablaba con alguien en un ‘chat’. Por supuesto, Laura quedó en ‘shock’. No sabía cómo interpretar la situación y se sintió traicionada. Su marido reaccionó diciendo que no era para tanto, y que sólo era ‘cibersexo’, es decir, sexo virtual o a través de Internet con alguien a quien él no conoce y nunca conocerá.

Sin embargo, Laura ya había notado cambios en la vida sexual de los dos. Su marido no parecía muy interesado en tener sexo con ella. ¿Cómo prefería tener sexo fantasioso a través de una computadora?, se preguntaba.

Esta situación se repite en muchos hogares de parejas estables y trae como consecuencia problemas serios en las relaciones. El ‘cibersexo’ ha sido calificado por expertos en el tema como una nueva adicción sexual, es decir, un comportamiento inusual de obsesión con el sexo y un deseo sexual insaciable. Consiste en entrar a una sala de chat y tener conversaciones sexualmente explícitas con alguien anónimo. Por lo general estas conversaciones describen paso a paso lo que cada persona le haría a la otra si estuvieran teniendo sexo. En otros casos implica compartir imagenes y videos donde cada cual se autoestimula sexualmente.

¿Soy adicto al cyber sex?

Una adicción al sexo puede incluir estos comportamientos:

  • Masturbación compulsiva

  • Múltiples romances extra matrimoniales

  • Múltiples compañeros sexuales

  • Atracción desmedida hacia la pornografía

  • Acoso sexual hacia otros

  • Sexo sin protección

  • Exhibicionismo

  • Prostitución o uso de prostitutas

  • Sexo telefónico

¿Cuál es el atractivo del ‘cibersexo’? Para muchos, el tener sexo virtual o cibernético es la manera más fácil y rápida de obtener satisfacción sexual. Algunos expertos en el tema han dicho que “el sexo en el Internet es como la heroína”. Se vuelve un comportamiento muy adictivo y puede abarcar la vida completa de quien lo hace y hasta puede llegar a reemplazar los encuentros reales con la pareja.

Aquellos que están completamente enganchados en tener sexo por el Internet, pueden pasar horas y horas al día masturbándose con imágenes pornográficas y teniendo sexo con personas que simplemente conocen en las salas de chat. Ocasionalmente, estas relaciones sexuales online, pasan a ser relaciones sexuales en la vida real. Es entonces cuando se rompen matrimonios, se acaban noviazgos y se entra en el terreno emocional del problema.

Existen casos de personas que hasta han perdido su trabajo por estar teniendo relaciones sexuales virtuales durante horas de trabajo.

¿Quiénes son vulnerables a volverse adictos al ‘cibersexo’? Aquellas personas que han sido reprimidas sexualmente y que de repente encuentran un universo infinito de oportunidades sexuales en el Internet, que no implican ni contacto físico, ni el involucrarse emocionalmente. Personas inseguras y con baja autoestima recurren al ‘cibersexo’ porque el hecho de ser anónimos los libera de la carga que implica estar satisfechos con su cuerpo o su forma de ser.

¿Qué les pasa a los adictos al sexo? Las personas que sufren de adicción sexual tiende a ser dominados por pensamientos de sexo que interfieren en sus relaciones personales y laborales. Tanto los hombres como las mujeres pueden ser adictos al sexo. Una característica de los adictos al sexo es que niegan que su comportamiento sea problemático y buscan excusas para justificarse.

¿Existe algún tratamiento? Por lo general, el tratamiento para las adicciones sexuales se centra en controlar el comportamiento y ayudar a la persona a desarrollar una sexualidad sana.

El tratamiento puede incluir educación para una sexualidad sana, terapia psicológica o psiquiátrica individual, de pareja o familiar. Además, existen grupos de apoyo y programas de recuperación similares a los que se usan para adictos al alcohol y las drogas. El algunos casos y si el médico así lo recomienda, se pueden usar medicamentos para atacar el desorden obsesivo compulsivo.