Los timadores están a la orden del día, por teléfono, en las redes sociales, en la puerta de nuestras casas, acechando, esperando el momento y la oportunidad de darnos el golpe. Como nunca antes, los delincuentes, reales y virtuales, idean una gran cantidad de estrategias para acceder a nuestros datos personales y financieros. Clonan nuestras tarjetas de crédito y débito, ‘hackean’ nuestras cuentas de email y de redes sociales con el fin de quedarse con claves y números de acceso de todas nuestras cuentas; husmean en nuestros desechos y hasta tienen la osadía de ingresar a nuestros hogares ofreciendo productos y servicios.

Para sus fines delictivos nada está fuera de los límites, ni siquiera utilizar el nombre de las autoridades. Debemos estar alertas. Especialmente si nos ofrecen beneficios económicos por nuestra colaboración. Nada que sea demasiado bueno en lo que a recompensas pecuniarias respecta puede ser verdad. Existen ‘pirámides’, fraudes de difícil percepción. Debemos tener mucho cuidado con las tentaciones que nos ofrecen productos gratuitos.