Después de tres años, el congelamiento por la pandemia de COVID-19 a los pagos de los préstamos estudiantiles federales terminará este otoño y más de 40 millones de estadounidenses tendrán que comenzar a hacer pagos nuevamente bajo los términos de un acuerdo de tope de deuda aprobado por el Congreso. Los pagos se reiniciarán en octubre. Eso significa decisiones difíciles para muchos prestatarios, especialmente para aquellos que ya se encuentran en situaciones financieras complicadas.

Puede parecer tentador, cuando llegue el otoño, seguir sin hacer pagos, pero las consecuencias pueden ser graves, incluido un impacto en su puntaje crediticio y la exclusión de ayuda y prestaciones sociales del gobierno en el futuro.

El Mundo Newspaper, entrevistó al líder de la banca corporativa, Fernando Sánchez, vicepresidente senior, de Bank of Texas mencionó que los pagos atrasados en los préstamos estudiantiles pueden resultar en cargos por demora, lo que incrementa significativamente el monto total adeudado. Además, una falta de pago puede impactar negativamente en el historial crediticio del prestatario, un factor crucial que influye en la capacidad futura para acceder a otros créditos, como préstamos para automóviles o hipotecas. 

Sánchez quien cuenta con una larga experiencia en el sector financiero, expresó que una vez los estudiantes pasan a ser egresados universitarios, es a los seis meses que deben iniciar con sus pagos, por lo sugiere que para evitar caer en un ciclo de deudas recomienda las siguientes opciones:

• Contactar al administrador del préstamo: Es posible que existan programas de mitigación de pagos, como la posibilidad de ajustar los términos del préstamo o de acogerse a un plan de pago basado en los ingresos.

• Revisar su presupuesto financiero: Es esencial hacer un análisis de las finanzas personales para ver cómo reintegrar los pagos de los préstamos estudiantiles en el presupuesto mensual.

• Realizar pagos adelantados a intereses: Es esencial tener presente los pagos a intereses y así reducir los montos de forma acelerada.

• Ajustes en el Presupuesto: En un entorno de alta inflación, revisar el presupuesto personal y reducir gastos innecesarios puede liberar fondos esenciales para el pago de la deuda estudiantil.

• Búsqueda de Consejería Financiera: Para quienes no se sientan seguros manejando sus finanzas, la asesoría de profesionales en finanzas puede resultar invaluable. Existen organizaciones que ofrecen estos servicios de forma gratuita o a bajo costo.

En la actualidad, los créditos que superan los 90 días de impago son enviados a cobranza, lo que repercute negativamente en la capacidad de los deudores para obtener financiamiento en el futuro, ya sea para la adquisición de una vivienda o para otros fines. Esta situación subraya la importancia de mantener al día los pagos y las implicaciones que conllevan los atrasos en el historial crediticio.

Fernando Sánchez, vicepresidente senior, de Bank of Texas.