‘Cara a Cara’
9/12/2024, 1 a.m.
Kamala Harris no tuvo un debate perfecto, y dejó sin responder algunas preguntas importantes, pero pudo mostrarse en control y dominante ante Donald Trump.
El saldo del primer debate presidencial es sencillo: la vicepresidenta Kamala Harris le viró la tortilla al expresidente Donald Trump. Al no permitir que Trump usara sus tácticas usuales de interrumpir, mentir e insultar, la candidata presidencial demócrata combatió a Trump sin apartarse de su mensaje principal.
Ahora la gran pregunta es si este desempeño positivo le permitirá mover las encuestas en los estados clave como Pensilvania, Georgia, Wisconsin y otros.
¿Fue una noche perfecta para Harris?
En lo absoluto. La primera pregunta fue si en términos económicos, Harris piensa que el pueblo estadounidense está mejor ahora que hace cuatro años y no respondió. Fue astuta en contestar que ella tiene un plan para reducir los precios de la comida y la vivienda, pero perdió una oportunidad para resaltar los 16 millones de empleos creados bajo su administración con el presidente Joe Biden y el crecimiento económico que también ha bajado la inflación.
Otro momento que Harris no manejó bien fue cuando la confrontaron con su cambio de postura sobre “fracking”, que es la extracción de gas natural de manera sumamente dañina al medioambiente. Dada la producción masiva de ese combustible en el estado clave de Pensilvania, la vicepresidenta ahora no favorece prohibir ese método.
Los moderadores y Trump intentaron pillarla con otros cambios de postura y ella supo cambiar el tema y regresar a su mensaje. Esta consistencia y el desastre de incoherencias de Trump, le permitió dominar el resto de la noche.
Kamala Harris supo atacar a Trump con líneas memorables, como “tú fuiste despedido por 81millones de estadounidenses”, “yo no soy Biden ni tampoco soy tú”, “Putin te va a almorzar”. Todos estos “one-liners” fueron a la yugular de alguien acostumbrado a salirse con las suyas en este tipo de foro.
La disciplina de Harris no fue lo único que le permitió destacarse frente a Trump. El expresidente pareció no estar en todos sus cabales, al repetir mentiras sobre inmigrantes que supuestamente se comen gatos y perros, por ejemplo.
Su defensa la violencia que él provocó el 6 de enero de 2021 tampoco le hizo lucir presidencial y ella pudo hacer el contraste de tener el sartén por el mango en cuanto a temas de seguridad internacional a la vez que acusó a Trump de ser débil y manipulable por dictadores.
Los visuales fueron cruciales. La manera que Harris miraba a Trump cuando la atacaba, con mentiras – y a veces con aciertos como los aranceles que él impuso y la administración Biden-Harris no ha removido – le permitieron al televidente verla en control de la situación y visualizarla como comandante en jefe.