En Venezuela, la situación de los derechos humanos y la libertad de expresión se ha vuelto insostenible. Desde las elecciones del 28 de julio, numerosos informes han surgido sobre el encarcelamiento de niños, políticos y periodistas, quienes han sido víctimas de torturas y arbitrariedades en un clima de represión que no da tregua.

Organizaciones de derechos humanos han documentado casos alarmantes, destacando que muchos de los que han sido detenidos en este período crítico son menores de edad, lo cual plantea serias preocupaciones sobre la violación de derechos fundamentales en el país. La persecución de opositores políticos y la limitada capacidad de los medios para informar de manera independiente son síntomas de un sistema que se aferra al control a costa de la verdad.

La situación se complica aún más por la falta de acceso a internet y medios de comunicación libres. La gran parte de la información que está fluyendo hacia el exterior sobre la realidad venezolana proviene de periodistas que operan desde Colombia, Perú, Argentina y otros países, así como de venezolanos en la diáspora. Esta situación pone de manifiesto la dificultad que enfrentan los ciudadanos para obtener y compartir noticias verídicas desde dentro del país.

La censura y la represión han convertido a Venezuela en un territorio casi hermético para la información. Con un aparato estatal que controla la narrativa y silencia a quienes disienten, la comunidad internacional se encuentra en la obligación de alzar la voz. Detenciones arbitrarias, torturas y la negación de derechos básicos no pueden ser ignoradas, y es fundamental que el mundo mantenga la mirada atenta sobre esta realidad.

Por tal razón, la comunidad venezolana en Austin realizó un plantón en las afueras del Capitolio exigiendo a la comunidad internacional el rechazo a las constantes arbitrariedades de la dictadura de Nicolás Maduro.

“Lo único que le pedimos a la comunidad internacional en este momento es de no reconocer al dictador (Nicolás Maduro) y reconocer que Edmundo Urrutia el presidente electo”, dijo a El Mundo Newspaper la presidenta de Las Asociación de Venezolanos en Austin (AVA), Elizabeth Gunz.

La crisis en Venezuela no solo atañe a sus ciudadanos, sino que es un llamado a la acción para los organismos internacionales y los defensores de los derechos humanos. Cada día que pasa sin una respuesta contundente podría significar una oportunidad perdida para luchar por la libertad y la justicia de millones que siguen sufriendo en silencio.

En los próximos días se hará una nueva convocatoria para futuras actividades de la comunidad venezolana en la capital texana.

Elizabeth Gunz