Donald Trump, favorito para ganar la nominación del Partido Republicano para las elecciones de noviembre, tiene un plan reforzado para enfrentar a la inmigración de indocumentados si regresa al poder. Dicho plan sería implementado en el primer año de su hipotético Gobierno: en el 2025.

El plan de deportaciones masivas de indocumentados del expresidente Trump contempla el despliegue de varias agencias del orden, no solo de la oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE): el Republicano también movilizará agentes del FBI, de la DEA, a los fiscales federales, a la Guardia Nacional y a la policía local y estatal.

La persecución de indocumentados, su encarcelamiento, procesamiento acelerado y deportación se haría de manera masiva como nunca antes y, simultáneamente, se impondrían severas restricciones a programas migratorios vigentes que fueron autorizados por el Congreso de la Unión, tales como visas a estudiantes, asilo, entre otros. El detalle es que el precandidato no reveló cuál sería la fórmula para remover del país a millones de personas que ya son parte del engranaje económico del país.

Trump recurre a la narrativa conspirativa de una invasión migrante para movilizar a sus simpatizantes. En esa línea, el plan también deportaría a los inmigrantes que no cumplen con los requisitos de la petición de asilo.

Las deportaciones por vía rápida, reservadas para quienes recientemente cruzaron la frontera sur, se ampliarían y aplicarían a cualquiera que cruce ilegalmente y no pueda demostrar que ha estado viviendo en Estados Unidos durante más de dos años.

También revocaría los visados de estudiantes que defienden opiniones antiestadounidenses. Además, a los que protesten contra Israel o en favor de los palestinos les anulará la visa.

El argumento legal que usaría Trump sería una sección de las leyes de Extranjería y Sedición de 1798, que permitiría arrestar y deportar inmediatamente a los inmigrantes con antecedentes penales.

EL DATO

Al menos 39% de los inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera sur últimamente son de origen mexicano, es decir, cerca de cuatro millones; mientras alrededor de 2.2 millones son de Centroamérica.