Detecte a tiempo la hipertensión ocular


Agencias / Cortesía | 10/12/2023, midnight
Detecte a tiempo la hipertensión ocular
Una miopía elevada debe ponernos en guardia: cuanto más alta sea, mayores probabilidades de sufrir glaucoma. |

La hipertensión ocular es –actualmente– el principal factor de riesgo de sufrir glaucoma, que a su vez constituye la primera causa de ceguera irreversible. Por eso es básico hacer controles periódicos y comprobar que la presión intraocular se encuentra dentro de los límites normales. Esas revisiones son más importantes si tenemos en cuenta que la hipertensión ocular no produce síntomas en la mayoría de los casos.

No es lo mismo tener la presión alta que tener glaucoma. La hipertensión es solo un factor de riesgo. Se estima que dicho riesgo aumenta en un 10% por cada milímetro de mercurio que se incrementa la presión. La hipertensión ocular se da cuando la parte anterior del ojo está rellena de un líquido denominado humor acuoso, que se produce y evacúa constantemente. Cuando existe una dificultad para eliminarlo a través de las estructuras de drenaje, la presión intraocular aumenta y aparece la hipertensión.

El problema estriba en que ese exceso de humor acuoso puede deteriorar las fibras nerviosas del nervio óptico y, en consecuencia, la visión. Únicamente nos enfrentamos a un glaucoma cuando aparecen defectos típicos en el nervio óptico o en el campo visual. Este daño es progresivo y, si no se controla la presión intraocular, puede llevar a la pérdida completa de la vista.

Otros factores de riesgo que pueden conducir a padecer de glaucoma son la edad, que suscita un consenso casi total entre los expertos. Es uno de los principales factores a tener en cuenta en la conversión de hipertensión ocular a glaucoma. Por esta razón se recomienda controlar la presión intraocular sobre todo a partir de los 40 años.

Poseer una córnea delgada también aumenta las probabilidades de padecer la enfermedad. A la hora de valorar el riesgo de conversión de hipertensión a glaucoma siempre hay que medir el grosor de esa capa transparente que cubre la parte delantera del ojo.

Al tratarse de una afección asintomática en la mayoría de los casos, es fundamental acudir al oftalmólogo de forma periódica para controlar la presión intraocular y examinar el aspecto del nervio óptico. En menores de 40 años podría bastar una exploración cada dos o tres años si todo está normal, pero a partir de esa edad conviene repetirlas cada dos años. En caso de tener otros factores de riesgo, como antecedentes familiares de primer grado –padres o hermanos– con glaucoma, las revisiones deberían ser anuales. Recuerde que la palabra final, el consejo acertado, siempre será de un médico especialista.

EL DATO

Aproximadamente, el 95% de las personas sanas tienen presiones intraoculares de entre 12 y 21 milímetros de mercurio (mmHg), por lo que un registro mayor de 21mmHg es preocupante.

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