Durante más de un año, el Gobernador Greg Abbott le ha solicitado al Gobierno Federal endurecer su política migratoria ante la oleada de indocumentados que ingresan al país; sin embargo, el Gobernador dice ‘no ser escuchado’ mientras crece la preocupación de una gran parte de la población texana sobre la posibilidad de que esos inmigrantes opten por quedarse aquí. Para evitar esa posibilidad, el Gobernador Abbott volvió a recurrir a decenas de autobuses rentados para desplazar a los indocumentados –de manera gratuita– hacia ciudades consideradas ‘santuario’ gobernadas por Demócratas –New York, Washington DC, Chicago, Filadelfia y Los Ángeles– con el objetivo de concientizar sobre el desequilibrio que el fenómeno migratorio provoca en las economías local y estatal.