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Sin ganas de levantarse


Agencias / Cortesía | 5/11/2023, midnight
Sin ganas de levantarse
La inercia del sueño es la sensación de aturdimiento, desorientación, somnolencia y deterioro cognitivo que se produce inmediatamente después de despertarse. La inercia del sueño suele durar entre 15 y 60 minutos, pero puede durar hasta unas horas después de despertarte. |

Aunque el proceso de despertar se ha estudiado menos que el de conciliar el sueño, algunos datos sobre la actividad neuronal muestran que el cerebro se mantiene en un estado más parecido al sueño cuando acabamos de abrir los ojos al despertar que antes de empezar a dormir.

Es común que al despertar y levantarno de la cama estemos somnolientos y desorientados un rato, y que nuestro rendimiento cognitivo esté bastante mermado. A este fenómeno tan común se le conoce en la literatura científica como inercia de sueño, y se ha llegado a considerar un tercer proceso en la regulación del sueño.

Los dos procesos que tradicionalmente se han encargado de regular en qué momento tendremos una mayor probabilidad de dormir son el circadiano y el homeostático. El primero sería como un ‘reloj de agujas’ que marca la hora más adecuada para iniciar el descanso; y el segundo, una especie de ‘reloj de arena’ que mide cuántas horas llevamos despiertos.

Para que nuestro sueño aparezca sin dificultad, ambos procesos deben ‘sincronizar’ para que la hora más adecuada para dormir también coincida con el momento en que la adenosina acumulada durante la vigilia sea óptima. Hay estudios que han considerado la inercia de sueño como un tercer proceso en esta regulación. Inicia tras despertar por la mañana, contrarrestando la baja probabilidad de sueño que marcaría el proceso homeostático y la alta probabilidad de vigilia que indicaría el proceso circadiano.

Hay una base fisiológica para que nos cueste ponernos en marcha cada mañana. Y evolutivamente, podríamos pensar que, en la Naturaleza, si algo nos despierta, probablemente sería mejor estar listos y a pleno rendimiento en cuestión de décimas de segundo. Sin embargo, dada la complejidad de los mecanismos neuronales involucrados en el tránsito entre el sueño y la vigilia, una hipótesis es que la inercia del sueño sería una forma de proteger este proceso evitando las transiciones bruscas.

Esta inercia permite que, cuando nos despertamos por la noche, normalmente resulte fácil volver a dormir. Otra hipótesis sobre la utilidad del despertar gradual sería evitar las intrusiones de los sueños en la vigilia, en forma de alucinaciones, en caso de despertar en mitad de la fase REM.

Aunque se considera algo normal, hay factores que pueden contribuir a aumentar ese trance. Por ejemplo, no dormir lo suficiente durante la noche y despertar antes de lo que nuestro cuerpo necesita incrementará la inercia de sueño. Lo mismo ocurre si arrastramos un déficit crónico de sueño. La hora del día o de la noche en la que ocurra el despertar también influye: la inercia de sueño es mayor cuando nos despertamos durante nuestra noche biológica, cuando el organismo entiende que aún es hora de estar durmiendo.

La ejecución de tareas complejas que requieran mayor atención serían las más perjudicadas por la inercia de sueño. Es recomendable realizar las actividades que requieran de la memoria, el cálculo, la toma de decisiones o la coordinación psicomotora pasados esos primeros 30 minutos de vigilia.

EL DATO

Para reducir las consecuencias de la inercia de sueño en el día-a-día, procuren dormir lo suficiente cada noche. Y si tienen que realizar una tarea compleja e importante, que no sea lo primero que haga cuando suene el despertador.

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