Luego que la Corte Suprema de la Nación revocara el fallo Roe vs. Wade, cada vez son más mujeres con embarazos riesgosos las que no pueden interrumpir su embarazo a causa de las medidas extremas en contra del aborto en Texas.

Una mujer tuvo que seguir gestando a su hija por varios meses sabiendo que tendría que enterrarla poco después de que naciera, ya que le faltaba una parte de su cráneo. Otra empezó a exhibir los mismos síntomas mortales que tenía su bebé en su matriz. Una ginecóloga viajó en secreto fuera del Estado para abortar a su bebé, que ella deseaba pero que tenía una anomalía fatal. A todas se les dijo que no podían interrumpir su embarazo en Texas, uno de los Estados de la Unión con las leyes antiaborto más restrictivas del país.

Ahora, un grupo de mujeres piden a una Corte texana que imponga una suspensión de emergencia a algunas restricciones del aborto, sumándose a una demanda iniciada este año por otras cinco mujeres a las que se les negó el aborto en el Estado, a pesar de que su embarazo ponía en peligro su salud o sus vidas. Casi todas las demandantes en esta querella cuentan una historia similar, en que su doctor les dice: ‘de no ser por esa ley, le haría el aborto ahora mismo’.

En total, más de una docena de mujeres texanas se han sumado a la demanda interpuesta por el Center for Reproductive Rights contra esta ley estatal, que prohíbe el aborto a menos que la vida de la madre esté en riesgo, excepción que no está definida con claridad.

Además, unas 25 mujeres texanas han contactado a la organización para contarle sobre su experiencia desde que fue presentada la demanda inicial en marzo. Las mujeres que se integraron a la demanda dijeron haberse sentido felices cuando se enteraron de que estaban embarazadas, pero que luego su experiencia se tornó catastrófica.

Las mujeres que participan en la demanda dicen que no podían hablar abiertamente con sus doctores sobre métodos de inducción del aborto o del parto, limitándose a preguntarles discretamente si debían viajar fuera del Estado.

Los médicos texanos que practiquen un aborto corren el riesgo de ser sentenciados a cadena perpetua y a pagar una multa de hasta $100,000, por lo que muchas mujeres se hallan ante doctores que no están dispuestos a siquiera discutir la interrupción de su embarazo.

EL DATO

El 75% de hispanos que votan en Texas piensan que el aborto debe ser legal.