Los intentos de prohibir y restringir libros en escuelas y bibliotecas públicas siguen creciendo y batieron un récord el año pasado, según un reporte de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas (ALA). El 2022 se presentaron objeciones contra más de 2,500 libros, en comparación con los 1,858 del 2021 y los 566 del 2019. La ALA basa sus datos en reportes en medios y notificaciones voluntarias de bibliotecas, pero admite que las cifras reales podrían ser mucho mayores.

Antes de este periodo de censura, las quejas solían proceder de padres y otros miembros de la comunidad y se referían a un libro concreto. Ahora, las peticiones son impulsadas por organizaciones civiles conservadores o progresistas que piden retirar varios títulos. Texas es uno de los Estados de la Unión en los que se han aprobado leyes que facilitan las restricciones de libros.