Las tumbas anónimas de la frontera
Agencias / Cortesía | 12/1/2022, midnight
El cementerio de la fronteriza Eagle Pass, con estatuas y arreglos florales, a primera vista luce como cualquier otro. Pero al fondo del recinto, alrededor de cuarenta cruces improvisadas con madera o tuberías de PVC develan la tragedia cotidiana en el sur de Texas: muchos migrantes que buscan alcanzar el ‘sueño americano’ terminan en tumbas anónimas. En un mar de lápidas con nombres hispanos, las pequeñas placas rotuladas con un lacónico ‘John Doe’ o ‘Jane Doe’ –nominación en inglés para una persona no identificada según su género– y una bandera estadounidense clavada en la tierra junto a las rudimentarias cruces, acentúan la terrible paradoja de estos migrantes enterrados en el país al que llegaron buscando una segunda oportunidad.
Otra marca, igual de desgarradora, redimensiona la tragedia detrás de esta estadística: de octubre del 2021 a agosto pasado, más de 700 migrantes murieron en el intento de llegar a este país, 36% más que el año anterior. A menos de 100 millas de la frontera, el año pasado fueron encontrados 119 cadáveres en el pequeño Condado Brooks, el 21% de todas las muertes fronterizas en 2021.
Para evitar a las autoridades en los puestos de control de Falfurrias, principal ciudad del condado, los migrantes se internan en las haciendas y sucumben ante temperaturas de más de 90°F, perdidos entre densa vegetación o en terrenos áridos y arenas traicioneras. Con ese calor, según los forenses, un cuerpo se descompone completamente en 72 horas. Y los animales destruyen lo que queda. La oficina del Sherrif de ese condado tiene registrados poco más de 900 casos de migrantes que perdieron la vida intentando cruzar el desierto por esa jurisdicción. Las carpetas están rotuladas como ‘restos humanos’, y algunas fotos muestran apenas torsos, cráneos o algunos huesos.
EL DATO
La causa más común de muerte de los migrantes que intentan cruzar la frontera es insolación o deshidratación.