Desde la perspectiva de los microbiólogos, cuanto más años tenga una persona es mejor andarse con cautela, ya que el cuerpo se vuelve más vulnerable a las infecciones. El sistema inmunitario se debilita, pierde defensas y eso permite que los agentes ingresen más fácilmente al organismo y generen daños.

Las personas mayores están más expuestas a las Norovirus (virus muy contagioso que provoca vómitos y diarrea) y a las Campylobacter (que se contrae al beber agua contaminada o al manipular heces de animales infectados) y son más susceptibles de desarrollar cuadros más severos de esas enfermedades gastrointestinales.

El motivo de esta susceptibilidad tiene que ver con los cambios que se dan en la mucosa estomacal, que es la responsable de liquidar esos agentes con su ácido. Cuando esa mucosa deja de funcionar del todo, sea porque, con el paso de los años, aumenta demasiado el pH en el estómago, muchos gérmenes pasan del estómago al intestino generando daños.

Entre los alimentos que provocan más infecciones estomacales destaca el pollo. Su carne es en extremo peligrosa para las personas mayores. Para evitar las infecciones derivadas de los alimentos, la higiene en la cocina es fundamental. Los cuchillos y las tablas que se usan para cortar canes o vegetales deben lavarse muy bien.

Además, lavar los utensilios es crucial porque los gérmenes pueden quedar en los cuchillos o en la tabla de picar, y si luego los utilizamos para cortar una ensalada, es muy probable que los gérmenes de las verduras contaminadas pasen directamente al cuerpo de los comensales.

Los especialistas nos recuerdan servir carne si está bien cocida y evitar otros productos crudos como la leche y sus derivados, y el pescado crudo. Los pescados ahumados y adobados tampoco son la mejor opción para las personas mayores porque ahumar los alimentos no es suficiente para matar los gérmenes.

EL DATO

Las personas mayores deben ser cautelosas con el consumo de carne cruda y pescado ahumado, recomiendan los expertos.