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La dolorosa fimosis


Agencias / Cortesía | 5/6/2021, midnight
La dolorosa fimosis
FIMOSIS. Esta enfermedad afecta la zona íntima de los hombres y que se caracteriza por la pérdida en la elasticidad de la piel del prepucio, dificultando la higiene del pene y causando dolor durante las relaciones sexuales. |

Son varias las enfermedades que afectan directamente los genitales del varón. Una de ellas es la fimosis, condición en la que el paciente experimenta la incapacidad para retraer el prepucio, es decir, la piel que cubre el glande, lo que imposibilita descubrir el miembro viril por completo.

En los adultos, según los especialistas, la fimosis se divide en dos tipos: la primaria o congénita, que son las fimosis no resueltas en la primera infancia y llegan a manifestarse al inicio de la vida sexual; y la secundaria o adquirida, provocada por factores externos como infecciones, inflamaciones frecuentes del glande y el prepucio o traumatismos en la zona.

Son cuatro los síntomas más comunes que pueden ayudar a un varón a reconocer si padece de fimosis:

Inflamación y dolor al orinar. En ciertos casos el prepucio bloquea parcialmente la salida de la uretra ocasionando dificultad para evacuar la orina.

Dolor excesivo del prepucio durante la erección. Puede presentarse la sensación de tensión en el miembro viril. En casos agudos puede incluso manifestarse un desgarro, el cual generará dolores intensos durante el coito.

Difícil retracción del prepucio. El paciente puede presentar complicaciones para retraer el prepucio del glande de forma sencilla o sentir dolor al realizarlo.

Residuos blanquecinos. Debido a la obstrucción del prepucio, se dificulta en muchos casos la higiene y con ello aparecen estos residuos en el glande.

De presentarse alguna de estas características, se debe acudir a un centro médico especializado en urología con el objetivo de recibir un abordaje integral desde un correcto diagnóstico, hasta el inicio del tratamiento más adecuado para el paciente.

EL DATO

La fimosis puede ser de tipo fisiológica o patológica. En el primer caso, es una situación normal en los recién nacidos, ya que cerca del 96% de bebés la presenta y se resuelve espontáneamente entre los primeros tres o cuatro años de edad. Pasado ese tiempo, es considerada patológica.

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