Estamos acostumbrados a escuchar los beneficios de madrugar o de tener una rutina específica de sueño o de comidas, pero estas ventajas no influye en todos por igual. Aquí interviene el cronotipo de cada persona, que es la predisposición natural de experimentar picos de energía o momentos de descanso según la hora del día. El cronotipo es distinto en cada persona.

Cuando se les da a elegir, hay personas que muestran una preferencia por realizar sus actividades por la mañana: tienden a desayunar y comer o cenar pronto, por lo que presentan un cronotipo matutino. En lenguaje coloquial se les llama también ‘alondras’.

Otros individuos prefieren realizar sus actividades por la tarde o noche. Estos individuos presentan un cronotipo nocturno y se les denomina ‘vespertinos’. En lenguaje coloquial serían ‘búhos’.

La sociedad actual es eminentemente matutina, ya que la mayoría de las actividades laborales, de estudios, deportivas, empiezan por la mañana. Por eso, ser de cronotipo nocturno puede ser un inconveniente, ya que generalmente suelen estar menos integradas en los horarios que marca la sociedad.

Cenar tarde, tener el cronotipo nocturno y usar el teléfono móvil por la noche engorda y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas. En especial aquellos que utilizan las pantallas portátiles dos horas antes de ir a la cama. Esta situación no sólo se produce en adultos mayores sino también en jóvenes y en niños de edad escolar.

EL DATO

Según la Universidad Autónoma de Querétaro (México), los cronotipos nocturnos tienen un mayor riesgo cardiometabólico y más alteraciones lipídicas en comparación con los cronotipos matutinos.

DEBE SABERLO

Cuando se trata de los hábitos alimentarios, los cronotipos nocturnos se inclinan por la opción menos saludable que los cronotipos matutinos.