El optimismo es la predisposición a entender y analizar la realidad desde su aspecto más positivo. El optimismo se caracteriza por una tendencia a confiar en que el futuro será favorable, lo cual contribuye a afrontar las dificultades con buen ánimo y perseverancia.

Una persona con optimismo logra identificar y valorar lo positivo de cada circunstancia o persona; intenta encontrar soluciones, posibilidades o ventajas. El pesimista, en cambio, tiende a desanimarse, ve todo como un cúmulo de inconvenientes. Los científicos han encontrado una relación entre el optimismo y una menor presión sanguínea o mejores niveles de grasa. Además, hay mayor predisposición a realizar actividades físicas, ingerir comidas sanas y dormir lo suficiente. El organismo de una persona positiva tiene más defensas, por lo que es menos propenso a enfermedades menores como la gripe y resfríos.

Los optimistas no se rinden con tanta facilidad como los pesimistas, lo cual les da más probabilidades de tener éxito. El optimismo puede proteger a las personas de la depresión y el estrés, hasta a aquellas que corren un riesgo mayor de sufrirlos. Se ha demostrado que esta cualidad reduce los niveles de cortisol, la ‘hormona del estrés’.

EL DATO

Evitemos pensar demasiado sobre lo que debemos hacer en el futuro para poder disfrutar del momento.