El presidente Trump pasó gran parte de su campaña socavando la confianza en el sistema electoral y sembrando dudas sobre la limpieza del voto por correo, lo que suscita dudas de que acepte una posible derrota ante el Demócrata Joe Biden.

Trump insiste en que sólo podría perder estos comicios como consecuencia de un fraude electoral, lo que provocaría una crisis peor a la protagonizada en el año 2000 por George W. Bush y Al Gore por el recuento de votos en Florida.

Si Trump pierde, el desenlace de las elecciones no será tan sencillo como invitarlo a abandonar la Casa Blanca. La situación no depende tanto del hecho de que Trump, en caso de perder, no admita la victoria de Biden, sino más bien de su ‘ejército’ de abogados.

Las batallas legales provocadas por una probable negativa de Trump de aceptar el veredicto electoral final podrían derivar en una crisis constitucional si llegan a influir en las decisiones de los gobernadores sobre a quién enviar al Colegio Electoral.

Tras las elecciones, las autoridades estatales tienen hasta el 8 de diciembre para resolver cualquier controversia que pueda surgir sobre la elección de sus compromisarios del Colegio Electoral, y el 14 de diciembre sus miembros se reúnen en sus Estados y votan formalmente al presidente, una votación que ha de avalar el nuevo Congreso de la Unión el 6 de enero.

EL DATO

Gana la presidencia el candidato que obtenga la mayoría de los 538 votos electorales existentes, es decir,

al menos 270.