La tarea impostergable
Angela M. Angulo | 11/5/2020, midnight
La pandemia no golpeó a todos por igual en este país. En la etapa más tirante de la crisis, decenas de miles perdieron sus empleos y fueron obligados a pedir ayuda a los estamentos que podían ofrecerla: federal, estatal o local. En este trance, los indocumentados, la mayoría contribuyentes puntuales, fueron (y son) los más perjudicados al ser discriminados por el Gobierno Federal.
Como consecuencia de las condiciones precarias en las que viven, muchos latinos fueron presa de la peste en los primeros meses de iniciada la pandemia.
La necesidad obligó a muchos a arriesgarse, como conductores de autobuses, en la industria de servicios o como trabajadores de limpieza, para poder proveer a sus familias, incumpliendo –sin querer– con la disposición del distanciamiento social emitida por las autoridades locales y estatales. En contraste, los pudientes, los acaudalados, se protegieron mejor, se aislaron en sus casas con provisiones suficientes para varias semanas, sin la ansiedad que provoca la falta de dinero para pagar las cuentas.
En abril pasado, cuando este país se convertía en el epicentro global de la pandemia por la falta de acción del presidente Trump, más de veinte millones de personas perdieron el trabajo. Y aunque el país está recuperando la estabilidad laboral lentamente, la tasa de oficial desempleo actual es de 7.3%. Las mujeres son las más golpeadas por esta situación. Para poner en contexto las cifras, es oportuno recordar que antes de la pandemia el desempleo oscilaba entre 3.5% (febrero) y 3.6% (enero).
Desde el 2019, el costo de vida real se disparó mientras los salarios seguían estancados; para peor, se incrementó la cantidad de personas que pagan más de un tercio de sus ingresos mensuales en alquiler de vivienda. Por el contrario, el ingreso de los ricos se disparó gracias a los recortes de impuestos otorgado por la Administración Trump.
La recesión provocada por la pandemia ha exacerbado las diferencias sociales; amplió la brecha entre ricos y pobres: está claro y expuesto quienes tienen viviendas adecuadas, estabilidad laboral y dinero disponible (ahorros) para enfrentar mejor el embate de la pandemia en la superpotencia en que vivimos. La riqueza aquí no se distribuye como debería. El bienestar general debe ser el objetivo de quien resulte electo presidente y del Congreso de la Unión.
EL DATO
La fortuna de las 50 personas más ricas del país equivale a los ingresos totales de la mitad más pobre.