Al principio de la pandemia, la población estadounidense se aprovisionaba de productos con una lejana fecha de vencimiento, dadas las condiciones de la cuarentena (aunque en Texas ésta no fue lo restrictiva que es en otras partes del país y de mundo). Con el paso de las semanas, la escasez de algunos suministros de carne fresca ayudó a impulsar las ventas de los productos enlatados. Ahora, la crisis económica sostiene la demanda: las ventas de carne enlatada aumentaron más de 70% hasta el 13 de junio.

El reciente incremento en los precios de la carne en este país provocó que los consumidores acudan a las alternativas enlatadas. Los mataderos de ganado más grandes del país se vieron obligados a cerrar a principios de este año después de que los brotes de COVID-19 enfermaron a miles de trabajadores. Eso provocó que los precios de la carne al por mayor se duplicaran en aproximadamente un mes. Si bien el mercado ha vuelto a caer, la carne en conserva ha ayudado a suplir una escasez de productos.

Los ingresos explican fácilmente la tendencia. Con millones de personas sin trabajo en los últimos meses, los consumidores están buscando una forma de reducir los gastos comestibles, y están cambiando la carne fresca por variedades enlatadas.