La semana pasada, un guionista televisivo y un relator de los Sacramento Kings (NBA) fueron despedidos por publicar en las redes sociales cosas que sus patrones consideraron demasiado incendiarias o insensibles. La misma suerte tuvo un trombonista de la Orquesta Sinfónica de Austin por una serie de comentarios publicados en Facebook.

La nueva tendencia de las empresas y de diversas organizaciones en este país es echar a cualquier trabajador que publique en Internet algo que provoque discordia, rechazo, atrayendo la atención de las masas hacia esas compañías o entidades.

En un ambiente de ánimos caldeados por las protestas en torno al racismo y a la brutalidad policial, en medio de una pandemia mortal, puede resultar difícil resistirse a publicar un post o un tuit. Sin embargo, con tanta agitación, conviene pensarlo dos veces antes de hacer comentarios en Twitter, Facebook o Instagram, aunque éstos no sean agresivos ni insultantes. Un comentario es ahora causa de despido.

En este contexto, todas las cuentas personales de los agentes de policía en el país también están siendo muy vigiladas. Comentarios que en otros momentos pueden pasar inadvertidos tienen mucho más impacto en épocas delicadas como la actual.

En situaciones como las que vivimos, los especialistas nos invocan a ser empáticos. Debemos tratar de comprender lo que pasa. Y no es necesario decir algo siempre. Uno es esclavo de sus palabras y amo de su silencio. La prudencia es necesaria, ahora más que nunca, para evitar que la sociedad estalle en conflictos violentos constantes y fatales.

EL DATO

Hay mucha adrenalina en todos los temas que golpean la actualidad de este país. La gente ve las noticias y siente la necesidad de participar de algún modo. Hay pensarlo dos veces antes de tuitear o postear.