Bernie Sanders en su laberinto
Angela M. Angulo | 2/27/2020, midnight
El mensaje de Bernie Sanders ha despertado un genuino interés en una gran porción de los electores Demócratas latinos en todo el país, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, los especialistas dudan que ese apoyo tenga la misma fuerza en la elección general de noviembre. La razón: su nombre, imagen y discurso político está ligado al socialismo, una definición política y social que tiene connotaciones negativas en este país.
Sanders sabe que esa etiqueta lo perjudicará y por eso rechaza el epíteto, pero sus acciones y sus declaraciones son más fuertes que su negación: en 1985 visitó Nicaragua para conmemorar el sexto aniversario de la revolución sandinista; en 1986, en la University of Vermont, confesó simpatizar con la revolución cubana y con Fidel Castro; durante su carrera pública, Sanders ha manifestado su apoyo a los sistemas socialistas de los países escandinavos y ha rechazado ácidamente el golpe de estado contra el socialista chileno Salvador Allende, entre otras expresiones que lo acercan más al tipo de izquierda latinoamericana que a la europea, que no es lo mismo que la izquierda estadounidense que es la ‘cara más amable’ del capitalismo.
Para el votante estadounidense blanco y monolingüe, esos antecedentes no representan peligro alguno, por eso se están inclinando por él y por sus propuestas en temas importantes como la economía nacional, las oportunidades laborales, la educación y la salud pública. A la comunidad latina votante, tan diversa y dispersa, también le interesan esos temas, aunque el migratorio tiene un cariz especial, dado que en casi todas las familias de origen latino hay intereses específicos en este asunto.
En este apartado, Sanders tiene propuestas que colisionan con la actual política gubernamental. De ser electo presidente ha prometido que despenalizaría los cruces ilegales de la frontera sur; cancelaría cualquier proyecto u obra en marcha para erigir un muro en esa parte del país; inyectaría recursos para implementar una completa vigilancia de la frontera con México con el uso de alta tecnología; enfocaría los esfuerzos de las agencias migratorias en la persecución y arresto de criminales extranjeros que sean una amenaza real para la seguridad del país, especialmente de aquellos involucrados en tráfico de drogas y tráfico humano; otorgaría la ciudadanía estadounidense a los ‘dreamers’ que califiquen y abriría una vía hacia la naturalización de millones de indocumentados, incluyendo a quienes hayan cometido ofensas criminales leves, como posesión de marihuana; extendería todos los TPS cancelados por la Administración Trump; facilitaría servicios sanitarios a los migrantes, sin importar su situación legal; y aumentaría el número de refugiados en el país.
Cuando se trata de Latinoamérica, el senador de Vermont es claro: otorgaría un TPS a los ciudadanos venezolanos y apoyaría los esfuerzos diplomáticos por mediar una salida negociada de la crisis político-social en Venezuela, para después celebrar elecciones con supervisión internacional; y favorecería el incremento del presupuesto de ayuda económica a los países del Triángulo Norte.
En líneas generales, los simpatizantes y potenciales votantes de Bernie Sanders creen y confían en sus buenas intenciones y en que, de llegar al poder, impulsará cambios que impactarán positivamente en la sociedad estadounidense, especialmente entre las familias de escasos recursos económicos. Sin embargo, Donald Trump aprovechará el espectro socialista y hasta comunista que le persigue y lo usará en su contra si resulta ser el nominado presidencial Demócrata.
EL DATO
Como potencial candidato Demócrata en una elección general, Sanders tendrá que persuadir también a los votantes de origen latino que huyeron de regímenes socialistas. Para ellos, será inconcebible apoyar a un candidato que ha elogiado a Daniel Ortega, a Fidel Castro y a Salvador Allende.
DEBE SABERLO
El Partido Demócrata celebrará elecciones primarias en Carolina del Sur el 29 de febrero; el 3 de marzo habrá elecciones en catorce Estados de la Unión, incluida Texas. El 10 de marzo los liberales votarán en seis Estados del país.