Aunque hizo concesiones impensables hasta hace pocas semanas, el presidente Sebastián Piñera no logra calmar las masivas y violentas protestas en Chile que estallaron hace dos semanas y que al cierre de esta edición han registrado veinte muertos. Tampoco ha podido frenar los reclamos de profundas reformas al sistema económico chileno que se mantienen como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Piñera ha intentado contener la crisis social con una serie de medidas sociales que incluyeron un aumento a la pensión básica y congelamiento de tarifas a servicios públicos, anunciadas en el clímax del estallido social la semana pasada. Nada de eso era parte de su programa de gobierno. La presión de las manifestaciones obligó a Piñera a cambiar a ocho de sus veinticuatro ministros, entre ellos su cercano y cuestionado jefe de gabinete Andrés Chadwick, apostando por una nueva generación de políticos más jóvenes y de una derecha más social, pero mantuvo a otros ministros fuertemente criticados por la ciudadanía, que ahora reclama la renuncia del presidente.

EL DATO

Chile canceló dos cumbres internacionales: el Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC) y la del clima, COP 25, que debían realizarse en Santiago en noviembre y diciembre.