Amenazado por un juicio de destitución, Donald Trump lanzó un enérgico contraataque con el apoyo de legisladores Republicanos, medios de comunicación aliados y andanadas de furiosos ‘tuits’. Moviéndose entre la ira, la rebeldía y la autocompasión, Trump busca reparar el daño que le causó pedirle al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, que investigue a su potencial rival Demócrata, Joe Biden, de cara a las presidenciales del 2020 y el posible encubrimiento de la Casa Blanca regentada entonces por Barack Obama. El objetivo del mandatario es convertir el escándalo de Ucrania en una ventaja electoral sobre cualquier nominado del Partido Demócrata.