Históricamente, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) se asegura de que las familias migrantes tengan adónde ir antes de liberarlas, pero el año pasado acortó la estadía en respuesta a la creciente cantidad de gente que llegaba desde México y comenzó a soltar migrantes en las ciudades fronterizas, en albergues atestados y en terminales de autobuses.

Paralelamente, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, que entrega al ICE a las personas que detiene tras cruzar ilegalmente la frontera, comenzó a trasladar en avión a los indocumentados hacia otras ciudades para que sean procesados, liberándolos sin pasar por el ICE. La justificación es que esa agencia ya no da abasto.

Ante estas circunstancias, el Servicio de Inmigración le puso el ojo a Florida, Michigan y Nueva York para que ayuden a alojar migrantes antes de que sean despachados a su destino final, que puede ser en cualquier parte del país. En las tres entidades han surgido quejas y reclamos por este plan.

En contraparte, otros Estados de la Unión se preparan para ayudar con la demanda de espacio. Nuevo México y Colorado llegaron a un acuerdo para que algunos migrantes sean enviados a Denver. Texas está dispuesto a acondicionar instalaciones para la estadía de indocumentados. Y Blythe, una remota localidad en el desierto de California, ha ayudado a que cientos de migrantes encuentren refugio por períodos cortos.

El problema en el corto plazo será para las ciudades que reciben a estos indocumentados, ya que conseguir recursos para hacer frente a las necesidades de estas miles de personas colisionará con las rígidas leyes federales actuales.

EL DATO

Un aumento en la cantidad de familias que piden asilo ya no abruma solo a las ciudades aledañas a la frontera con México sino que se está haciendo sentir en localidades del interior del país, que deben alojar a los inmigrantes en hangares de aeropuertos y terrenos de rodeos ante el incesante flujo de migrantes.