La educación prohibida
REDACCION EL MUNDO | 3/14/2019, midnight
Un ideal es una aspiración de perfección, digo parafraseando a José Ingenieros. Quienes viven la vida por un ideal se diferencian de los demás porque “todo idealista sabe distinguir lo malo que observa y lo mejor que imagina. Los mediocres aprecian el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de lo peor”. Todos los avances de hoy han nacido de una abstracción, una idea o un ideal. Y ese ideal no se queda estático, sino que en su naturaleza misma existe la semilla de una continua expansión. De manera que, una vez alcanzado, surge un nuevo ideal, un nuevo intento/invento que anhela otros niveles de perfección.
En un momento de la historia, el ideal de la educación escolar era proveer, a todos por igual y gratuitamente, acceso al conocimiento necesario para que el individuo se convirtiera en un ente productivo y pudiera vivir una existencia plena. En la actualidad, ese ideal a veces se cumple y a veces no. Las estadísticas hablan por sí solas y muestran que donde menos se ha cristalizado esta visión es en el seno de las comunidades más desposeídas: los pobres —en general—, y más específicamente los pobres hispanos y los afroamericanos.
De ahí que naciera un nuevo ideal, cuyo planteamiento supone que debe haber más acceso, más variedad, más modelos; es decir pluralidad. Hay pluralidad a la hora de elegir, por ejemplo, una universidad. Cualquiera puede ir a una local o lejana, estatal o privada, virtual o de cemento, por la mañana o por la tarde…
Sin embargo, cuando se trata de la educación de K-12, nuestros niños han tenido, básicamente y con pocas excepciones, una sola forma de ir a la escuela: la asignada por el sistema, por las mañanas, dentro de su código postal.
Unos cuantos insurrectos han dado la espalda a ese estándar y han optado por educar sus hijos en el hogar. Sobre la modalidad de educación que ellos ejercitan, se hizo un documental llamado “La Educación Prohibida”, que explora el tema con (más o menos) acierto. En Estados Unidos, home-based schooling, como se conoce en inglés, está popularizándose. No obstante, los padres que han agarrado el toro por los cuernos representan cerca de un 1% de la población escolar total.
Aparte de estar muy comprometidos con la experiencia de aprendizaje de sus niños, la pequeña masa suele caracterizarse por un desprecio hacia los sistemas, con sus imposiciones, normas y mandatos. No les interesa ser parte de nada. A la sazón, pocas veces se les ve cabildeando o empujando una agenda. Según como se les vea, se puede decir que sufren ¡o gozan! de una desconfianza visceral hacia el Big Brother.
Para el resto de los inconformes, se creó otro ideal, plural, que busca nivelar el terreno de juego entre los que tienen y los que no. Se llama libre selección de escuela u opción escolar, que busca empujar las fronteras de la educación gratuita más allá de las cuatro paredes de la escuela gubernamental. Ése, digo yo, es un ideal de expansión y progreso.