Hace tiempo que Netflix no pone límites a su producción de series y cada día que pasa consolida más su posicionamiento como taller de cineastas exigentes como Cuarón, Scorsese, Soderbergh o los hermanos Coen e incluso, más recientemente, como destino lícito de las estrellas de Hollywood. Poco a poco, la compañía de streaming se hace un lugar, muy importante, en la industria del entretenimiento audiovisual.

Netflix recibió por fin su primera verdadera muestra de legitimidad en Hollywood con ‘Roma’, la película de Alfonso Cuarón que consiguió quince nominaciones al Oscar; sin embargo, la plataforma todavía está lejos de ser unánimemente aceptada por un sector que sigue defendiendo la industria tradicional: las películas deben verse en los cines.

Además de Hollywood, Netflix y sus novedosas producciones también ganaron la aceptación de los festivales de Toronto y de Venecia, pero falta. Las cadenas de cine AMC y Regal, que son las principales en este país, anunciaron que no difundirán ‘Roma’ en el marco de su tradicional programa especial sobre los Oscar, a pesar de sus nominaciones y aunque la película haya sido proyectada en 900 salas de todo el mundo, algo que no ha sucedido con ningún otro filme producido por Netflix.

La resistencia a reconocer plenamente a esta plataforma tiene que ver con que su modelo está destruyendo la industria tradicional del cine. Netflix está incrementando el precio de la producción, del contenido y sacando a otros del negocio.

Según los analistas, la plataforma podría gastar hasta 15,000 millones de dólares en producción solo este año, una cifra mayor a la que invertirán todos los grandes estudios de Hollywood juntos, que han sufrido el impacto de la presión de Netflix (excepto Disney, dueña de Pixar, y de las franquicias Star Wars o Marvel).

EL DATO

Netflix ya es parte de la poderosa Motion Picture Association of America (MPAA), una importante señal de su aceptación en la industria.