El arte de transformar lo viejo en nuevo es lo que Blanca Peña hace realidad con sus manos, sus agujas, sus tijeras, hilos y máquinas de coser, hace más de tres décadas. Ella restaura desde una silla de comedor hasta elegantes sillones de coches de colección.

Desde muy pequeña y por necesidad, esta valerosa mujer y madre originaria de la Colonia Ferrería de la Delegación Azcapotzalco en la inmensa Ciudad de México, aprendió con sus padres de costura automotriz, un oficio con el que prodigó de estudios universitarios a sus tres hijos: Luis, José y Miguel Ángel.

– ¿Cómo aprendió este oficio?

– Tenía dieciséis años cuando comencé a trabajar en una fábrica de artículos finos de piel, ahí producíamos carteras, bolsas, cinturones, brazaletes, maletas y maletines para viajar; también aprendí a coser zapatos deportivos.

– ¿Qué es lo que más le gusta de esta profesión?

– La costura me encanta, porque me agrada ver las caras de satisfacción de mis clientes cuando les entrego el trabajo terminado. Eso me motiva mucho.

– ¿Cuándo llegó a este país?

– Llegué a Los Ángeles, California, en 1988 y lo hice con la intención de progresar ya que éramos una familia numerosa y no alcanzaba el dinero para cubrir los gastos de la casa.

– ¿Cómo fueron sus primeros días en Los Ángeles?

– Difíciles porque, además de dejar a mis padres en México, trabajé dobles turnos para pagar al ‘coyote’ que me hizo cruzar por Tijuana.

– ¿Desde cuándo vive en Austin?

– Desde el 2000.

– ¿Por qué cambió de residencia?

– Llegamos a Texas para emprender nuevos proyectos familiares.

– ¿Se arrepiente de algo?

– No. A base de esfuerzo junté dinero para traer a mi mamá y a Luis, mi hijo mayor. Además, en este país conocí al papá de José y Miguel, mis otros dos hijos que nacieron aquí.

– ¿Cuál es su mayor satisfacción?

– Soy feliz con lo que hago y vivo bien con mis hijos, nietos y hermanos.

– ¿Cómo la pueden contactar?

– Estamos a sus órdenes en el (512) 825-5575 ó en el (512) 350-0363.

DÓNDE

10210 N. IH-35, suite 130, en Austin (TX 78758)