Desde los tiroteos registrados en El Paso (Texas) y Dayton (Ohio), el Federal Bureau of Investigation (FBI) detuvo a siete miembros de la extrema derecha en el marco de lo que parece será una continua redada contra el nacionalismo blanco. Algunos arrestados presentaban un perfil especialmente alarmante.

El 8 de agosto, un agente de seguridad de Las Vegas fue detenido por la policía federal con material para fabricar una bomba e indicaciones sobre posibles objetivos: una sinagoga. El joven de 23 años estaba en contacto con neonazis.

El 12 de agosto, un hombre de 18 años, que hizo apología de los tiroteos masivos, fue inculpado por haber amenazado con matar a miembros de las fuerzas de seguridad. Tenía numerosas armas y cerca de 10,000 balas cuando fue arrestado. Cuatro días después, la policía de Florida arrestó a un hombre de 25 años por haber escrito por SMS a su novia que tenía previsto realizar un tiroteo en el que preveía causar unos cien muertos.

El 17 de agosto, un supremacista blanco de 20 años fue detenido en Ohio por amenazas contra la comunidad judía. En su casa había acumulado fusiles de asalto semiautomáticos, cargadores de gran capacidad y una máscara antigás.

Todas estas detenciones muestran el nivel de la amenaza de la ideología supremacista y su capacidad para llevar a personas de un perfil similar (hombres jóvenes blancos) a querer pasar de las palabras a la acción.

Para los analistas, el que el presidente Trump se negara a adoptar una postura clara contra los nacionalistas blancos y los neonazis tras los tiroteos y otros acontecimientos violentos provocó que el FBI no afronte plenamente esa amenaza. Pero eso cambió y ahora la policía federal ha convertido la cuestión racial en una de sus prioridades.

En julio, el director del FBI, Christopher Wray, aseguró que se habían abierto 850 investigaciones por terrorismo interno y que sus agentes habían realizado cien arrestos en toda la Unión. La mayoría de esos casos están relacionados con lo que se podría calificar de violencia supremacista blanca.

EL DATO

La conmoción por los recientes tiroteos fatídicos provocó que una gran parte de la población de este país tome conciencia de la amenaza y este más dispuesta a denunciar ante la policía cuando sospechan de la radicalización de una persona.