Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada tres segundos una persona en el mundo es diagnosticada con Alzheimer, enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por la alteración de la memoria y está relacionada con el envejecimiento.

El Alzheimer no solo afecta la memoria, sino que se presenta con alteraciones en la comunicación y los movimientos coordinados, así como con dificultades para captar información a través de los sentidos y para planificar o tomar decisiones.

Existen varios factores que incrementan el riesgo de desarrollar Alzheimer, como la genética. Pero también hay otros, como la vida sedentaria, la diabetes, el tabaquismo y el aislamiento social.

Hay que estar atentos con las afectaciones en la memoria o la dificultad para retener información nueva en nuestros seres queridos o amigos, especialmente en los casos donde los olvidos son notorios e incomodan en la vida diaria. Actualmente, el tratamiento para prevenir estos casos se enfoca en detectar los síntomas tempranos de la enfermedad.

Otra señal de alerta temprana es la dificultad de las personas para resolver problemas en su casa o en el trabajo. Por ejemplo, las personas que ya no saben cómo preparar una comida o no saben cómo administrar sus cuentas (de servicios, bancarias) que antes hacían con normalidad. También hay que tener cuidado si se pierde la orientación en el tiempo y espacio o cuando hay cambios notorios de humor o de personalidad. Como el Alzheimer no tiene cura, la mejor opción es diagnosticarlo cuando aún es un deterioro cognitivo leve.

EL DATO

Normalmente, el Alzheimer se presenta después de los 65 años, aunque hay algunos casos atípicos que pueden empezar antes.