Cuatro requisitos del liderazgo a distancia
REDACCION EL MUNDO | 9/20/2018, midnight
En el mundo del siglo XXI se establecen relaciones laborales con personas que, en ocasiones, ni siquiera conocemos. Hay que estar preparados no solo para el manejo de las nuevas tecnologías, sino también para saber cómo liderar a distancia.
La información cara a cara es solo una parte de la comunicación. Hoy tenemos videoconferencias, correos electrónicos, mensajería instantánea, reuniones web y diversas plataformas de colaboración. El liderazgo electrónico es una faceta más del trabajo del líder, puesto que las tecnologías de la información y la comunicación se han vuelto esenciales para interactuar en las organizaciones del siglo XXI.
Las relaciones virtuales son una nueva forma de relación laboral. No tienen por qué sustituir a las personales, pero, en ocasiones, el contacto digital se convierte en el único posible. Los líderes empresariales necesitan relacionarse no solo con clientes y proveedores, sino también con los miembros de su propia organización: compañeros, subordinados y directivos que pertenecen a su empresa, pero que residen en cualquier lugar del planeta.
Ventajas e inconvenientes
Esto supone grandes ventajas para las organizaciones porque reduce los costes, eleva la productividad y permite compartir el conocimiento desde la diversidad. También tiene sus desventajas, porque no hay nada como el contacto humano y porque la gestión virtual puede dar lugar a falta de compromiso, desmotivación, disfuncionalidades...
Para evitar los problemas de la distancia, el líder electrónico debe vigilar que en su organización se cumplan estos objetivos:
Formación. Formarse y formar para que el uso de las nuevas tecnologías no estrese a los miembros del equipo, es el primer requisito para que funcione el liderazgo a distancia. Es bueno invertir en herramientas tecnológicas, pero solo si el esfuerzo va acompañado de una formación que ayude a las personas a conocer con solvencia su manejo. Probablemente, algunos miembros del equipo no necesitarán apoyo tecnológico, pero otros sí; el líder electrónico debe pensar en los trabajadores de más edad o con mayores dificultades de adaptación tecnológica y brindarles todo el apoyo que necesiten.
Comunicación abierta. Hay que mantener la comunicación entre todos los miembros del equipo, de manera que cualquiera pueda sentirse parte importante, participar, aportar y ser tenido en cuenta. Cuando se comparte información de manera abierta y accesible se crea un ambiente de colaboración y una sensación de pertenencia al grupo.
Empatía digital. Nunca hay que pasar por alto preguntar a las personas cómo se sienten antes de preguntarles por el trabajo. Primero es decir: «¿cómo estás?», y después: «¿para cuándo estará el trabajo?».
Feedback positivo. Los medios digitales son valiosísimos para organizar el trabajo, dar instrucciones inequívocas, establecer objetivos..., pero también hay que utilizarlos para reportar felicitaciones y transmitir feedback positivo por los objetivos logrados.
La posibilidad de estar conectados permanentemente con los trabajadores, no significa que tengamos que estarlo. Las personas necesitan conocer su horario, aunque sea virtual, y tener agendas claras. Los líderes electrónicos respetan el tiempo personal de los miembros de sus equipos, por más sencillo que les resulte entrar en sus vidas.