Es importante saber que, tanto el cáncer de mama como otros tipos de cáncer, no siguen necesariamente patrones hereditarios. Por ello, es necesario reflexionar acerca de nuestro estilo de vida. Para detectar el cáncer de mama es clave proceder con las siguientes pruebas.

1. Mamografía anual. Es recomendable a partir de los 40 años, pero si tienes historia familiar de cáncer de mama podrías realizarla a los 35 años.

2. Examen clínico de las mamas. Entre los 25 y 39 años de edad, la mujer se debe realizar el examen con una variación de uno a dos años. Mientras que a partir de los 40, es recomendable realizar este examen cada año.

3. Ecografía. Los expertos aconsejan hacerla cada año o máximo cada dos entre los 25 y 39 años. Luego es importante tomársela anualmente acompañando a la mamografía, sobre todo durante los años previos a la menopausia, ya que la densidad mamaria se incrementa y disminuye la sensibilidad de la mamografía por sí sola.

4. Autoexamen. Es recomendable practicarlo una vez al mes, diez días después del período y si estás en edad menopáusica escoge un día fijo.

Otra prueba indispensable para las mujeres para detectar casos tempranos de cáncer o pre cáncer de cérvix es el papanicolau y lo ideal es hacerlo una vez al año. Las mujeres debemos tener claro que el tamaño del seno no guarda relación con el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Lo que sí es un factor de riesgo es la mama inmadura, es decir, aquella mujer que no ha tenido gestación y no ha dado de lactar. Según el U.S. Breast Cancer Statistics, en lo que va del año, 266,120 personas fueron diagnosticadas con cáncer de mama. De ese total, para cuando acabe el año, 41,400 personas morirán (40,920 mujeres y 480 varones).