L a Copa Libertadores, el torneo de clubes más importante del continente americano, se conoce como tal desde 1965. Antes de ese apelativo el torneo se llamó Copa de Campeones de América. Son 58 años de historia futbolística en el que han brillado los mejores equipos sudamericanos, entre los que destacan el rey de copas Independiente de Avellaneda; el aguerrido Peñarol de Montevideo; el combativo Olimpia paraguayo; y el torbellino que fue alguna vez el Estudiantes de la Plata; además de un puñado de clubes legendarios que, por desgracia, no han reeditado aquellas páginas gloriosas que le dieron prestigio al fútbol sudamericano.

Si hablamos de países, Argentina manda en Sudamérica. La mayoría de títulos fueron conseguidos por el Rojo (Independiente), los Xeneizes (Boca Juniors) y El Pincharrata (Estudiantes). Los equipos brasileños ocupan el segundo lugar con 18 títulos y más atrás los uruguayos con 8.

En la historia de esta competición sudamericana, los clásicos se armaron entre argentinos y brasileños, o entre argentinos y uruguayos. Al mismo tiempo, en Argentina, los encuentros entre Boca y River se convertían en encuentros especiales y distintos, en clásicos intensos que luego se convirtieron en súper clásicos. Nunca en la historia de la Libertadores se jugó una final que a la vez es un súper clásico. El Boca-River será el primero.

Boca ha ganado la Libertadores en seis ocasiones. River la ganó tres veces. El partido del 10 de noviembre será decisivo. Un resultado positivo será determinante para llegar con posibilidades reales de campeonar al encuentro definitorio del sábado 24. Un espectáculo aparte serán las barras bravas: ‘La 12’ de Boca y ‘Los Borrachos del Tablón’ de River. Dos explosiones desbordantes de cánticos, color, pirotecnia y decibeles.

Este partido es de vista obligada. Usted será testigo de dos de los mejores partidos de su vida. Fútbol macho. Un encuentro que quizá no se repita en décadas.

EL DATO

Aunque el nivel del fútbol sudamericano ha decaído estrepitosamente en los últimos 15 años, ningún súper clásico se compara a éste. Ni el Real Madrid-Barcelona; ni el América-Guadalajara. Ninguno.