El embarazo es una de las etapas más hermosas que atraviesa una mujer; sin embargo, aquí también se puede presentar el estrés debido a muchos factores, como: cambios hormonales, problemas en el hogar, fallecimiento de un familiar, problemas laborales y/o económicos, entre muchas otras más.

Esto puede afectar al bebé ya que si la hormona del estrés, el Cortisol, se incrementa, puede atravesar la placenta y difundirse por el líquido amniótico. Este daño, usualmente, no es inmediato.

Entre las posibles complicaciones provocadas por el estrés destacan: la disminución del coeficiente intelectual del niño; el aumento del riesgo de parto prematuro; bajo peso al nacer; abortos espontáneos; y niños ansiosos, con déficit de atención e hiperactividad.

Por ello, los especialistas en ginecología y obstetricia recomiendan que las mujeres embarazadas pueden controlar mejor el estrés si se encuentran sanas y en buen estado físico. Deben comer una dieta sana, dormir bastante y evitar el alcohol, los cigarrillos y las drogas. También deben hacer ejercicio regularmente.

Una buena red de apoyo (que incluya por ejemplo a la pareja de la mujer embarazada, su familia y parientes, amigos y otras personas) también puede ayudar a las mujeres embarazadas a aliviar su estrés.