Cafe caliente y cigarrillo
REDACCION EL MUNDO | 2/15/2018, midnight
Hábito común en quienes vivimos en Estados Unidos, principalmente en las personas mayores de 50 años, incrementa el riesgo de padecer cáncer de esófago
Una charla amena entre amigos o una noche de reflexión individual son situaciones que se prestan (para muchas personas) a la degustación de una combinación muy usual: café y cigarrillos. Sin embargo, este hábito (que lleva muchos años instalado en la idiosincrasia estadounidense) pone en riesgo nuestra salud, según la ciencia.
Beber una taza de café muy caliente mientras se fuma un cigarrillo duplica el riesgo de padecer cáncer de esófago, de acuerdo con un estudio realizado por el grupo de investigadores chinos China Kadoorie Biobank. En el caso de la combinación con alcohol, el riesgo se quintuplica.
La funcionalidad del esófago es importante para la alimentación, ya que sirve de conducto entre la boca y el estómago. La mucosa que la recubre internamente resulta sensible y las características de algunos alimentos modifican su función. Por ejemplo, tomar bebidas muy heladas puede producir un espasmo o cierre muscular y eso causar un dolor intenso del esófago. O, a veces, comer alimentos muy picantes puede provocar un hipo incontrolable. El problema más serio se da cuando la bebida que se toma es muy caliente.
El consumo de bebidas calientes y el cigarro no solo puede predisponernos a ser diagnosticados de cáncer, sino también afecta a nuestra capacidad de identificar sabores, ya que este hábito modifica nuestro sentido del gusto.
Finalmente, para este año (2018), los cálculos de la American Cancer Society, respecto de esta neoplasia en Estados Unidos, son: Aproximadamente 17,290 nuevos casos serán diagnosticados: 13,480 en hombres y 3,810 en mujeres. Alrededor de 15,850 personas morirán a causa de este carcinoma: 12,850 hombres y 3,000 mujeres.
El Dato
El cáncer de esófago representa el 1% del total de casos de carcinomas en Estados Unidos, pero es uno de los más letales. Es el octavo tipo de neoplasia más común, asociada directamente al consumo de tabaco y alcohol.