Tras el matrimonio entre un ciudadano estadounidense y un extranjero, los inmigrantes logran un permiso temporal para residir y trabajar en el país, que es válido únicamente por dos años. Una vez expira ese plazo, aquellos inmigrantes que deseen la residencia permanente deben probar que su matrimonio no es un fraude destinado a burlar las leyes migratorias. Para ello, deben presentar un formulario (I-751) y pasar, en casi todos los casos, una entrevista con un oficial de Inmigración, en la que, juntos o por separado, la pareja es interrogada sobre aspectos personales para probar que su matrimonio es legítimo.

Sin embargo, desde el 10 de diciembre pasado, no hay necesidad de hacer una entrevista si el agente de Inmigración tiene suficientes pruebas de la legalidad del matrimonio; si no hay dudas complejas o sospechas de fraude que hagan necesaria la entrevista, o si el extranjero ya ha sido entrevistado anteriormente.