A Emma González (18) la han llamado ‘lesbiana cabeza rapada’ y le han dicho que representa ‘el terrible rostro de la traición’. También la han tildado de ‘comunista’ porque cuando subió a una tarima frente a cientos de miles de personas en Washington DC para dirigirse a los manifestantes del ‘March of Our Lives’, llevaba una chaqueta verde olivo con un parche de la bandera de Cuba.

La adolescente atrajo la atención del país con un desafiante discurso días después de la matanza en el Marjory Stoneman Douglas Hiugh School en Parkland (Florida), en el que entre lágrimas y a gritos exigió que se regule la venta de armas de fuego y criticó a los políticos que reciben donaciones de la Asociación Nacional del Rifle (NRA). A partir de allí, González se convirtió en la cara más visible de un movimiento de protesta, pero también en el blanco de insultos de políticos y comentaristas conservadores, de seguidores del movimiento ultraderechista Alt+right y hasta de miembros de la comunidad anticastrista.

A Emma le han preguntado en varias ocasiones qué siente tras recibir constantes amenazas de muerte desde hace casi dos meses. Ella responde que no tiene miedo y que si la atacan personalmente es porque “no encuentran cómo criticar nuestro mensaje”.

Muchos estudiantes de este país la ven como una fuente de inspiración. La han llamado ‘heroína’ e incluso han puesto afiches con su cara en las carteleras de las escuelas.

A los que la acusan de querer hacerse publicidad, la joven les contestó en una columna de opinión en la revista Harper’s Bazaar: “Si estos funerales fuesen para sus amigos, sabrían que este dolor es real, no es pagado”.

González, junto a otros estudiantes, han prometido no descansar hasta ver cambios de sentido común en las leyes que permiten la venta de armas, como aumentar la edad mínima para comprarlas, prohibir los rifles de asalto y mejorar los chequeos de antecedentes para quienes deseen obtener una.