¡No es fácil ser hombre!


REDACCION EL MUNDO | 4/5/2018, 10:24 a.m.
¡No es fácil ser hombre!
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Ser varón como lo exige esta cultura, no es fácil. Ser hombre en esta época y en nuestros países, es algo contradictorio y sumamente difícil. Mientras la cultura le exige al hombre SER MACHO, las mujeres les exigimos que sean tiernos y que no sean analfabetos emocionales. Pero si se tornan tiernos y cariñosos, los tildamos de blanditos y afeminados.

El mundo económico da asco: es la lucha del más fuerte, tú pierdes y yo gano, prevalece la manipulación y el engaño. La lealtad, el afecto y la justicia relacional brillan por su ausencia. Se te valora por cuánto tienes, por la marca de tu carro y dónde vives. Vivimos en una sociedad “obsesionada por el tener y que olvida el ser”. Si no podemos ser congruentes entre lo que decimos, lo que pensamos y sentimos, estamos condenados al fracaso y a la enfermedad mental.

Ningún hombre puede ser congruente y llenar las expectativas de esta sociedad.

Ningún varón puede ser libre si creció oyendo “que los hombres no lloran”. No le pidamos congruencia a un ser que nosotras, las madres y la cultura, hemos educado para ser incongruentes. ¡Revisemos lo que es ser hombre porque esto es fundamental para que nuestra sociedad cambie!

Lo que le pedimos a los hombres no es tarea fácil:

Que siempre sean fuertes

Que no lloren

Que siempre sean exitosos

Que no sientan miedo

Que no fracasen

Que no demuestren su debilidad

Que no sean frágiles

Debemos humanizar a nuestros hombres. ¡Si alguien ha salido perdiendo con tanto machismo, ha sido precisamente el macho!

La fuerza física pierde cada vez más su importancia. El manejo adecuado de las relaciones, la capacidad de comunicarnos efectivamente y de trabajar en equipo y el crecimiento logrado como ser humano, entre otras MUCHAS cosas, son las cualidades más buscadas actualmente. ¿Las tienen los hombres? ¿Han aprendido a manejar sus emociones y relaciones? Estas cualidades son determinantes para ser funcional en el área del trabajo, la pareja, la familia y la vida social.

¿En qué consiste la revolución masculina?

Con esto no quiero decir que la revolución femenina y el feminismo estén equivocados. La mujer fue abusada y lo sigue siendo. Pero la revolución masculina también es necesaria. Consiste básicamente en que los hombres dejen de ser agresivos, competitivos e insensibles y de vivir obsesionados por tener éxito, poder y fuerza. A la larga, ese mal llamado “poder masculino” sólo conduce a la soledad, a la enfermedad y al dolor.

El verdadero poder no puede crecer sin la capacidad de ser justo, de compartir y de intimar. La revolución masculina debe basarse en hacer cambios drásticos en el ámbito psicológico y afectivo. La meta es ser más humano y poder crear un verdadero ‘nosotros’. Aprender a trabajar dejando el ego fuera de la oficina, de la casa, de la pareja; aprender a compartir el poder y crear verdaderos vínculos de afecto, relaciones realmente significativas. ¡Esa es la revolución que le espera al hombre!

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